Opinión

El entrenador chileno Manuel Pellegrini excusa el Golpe de Estado del ‘73 y entrega particular visión de los DDHH

«- Cuántos libros ha leído en su vida? – ¡Buf! Muchísimos. – ¿Más de 1.000?»

El entrenador chileno Manuel Pellegrini excusa el Golpe de Estado del ‘73 y entrega particular visión de los DDHH
Por Eduardo Rojas

Esto, es un breve extracto de la entrevista que un periodista del diario español ABC le hizo al técnico chileno Manuel Pellegrini, en la víspera del partido entre el Real Betis frente a Barcelona, por la Supercopa de España. Están en Riad, la segunda ciudad más rica del Medio Oriente y capital de Arabia Saudita. Pellegrini se encuentra a sus anchas. El entrenador es millonario y se lo merece. No hizo su fortuna ni por la empresa constructora, ni por el complejo deportivo que levantó en su país, Chile. Lo fue edificando en sus pasos por Ecuador, Argentina, España e Inglaterra y , también, en la China comunista, donde dirigió un par de años y fue acompañado por su hijo, Juan Ignacio, un abogado que fundó una empresa de tecnología, llamada Engineering Football.com.

En ese cuestionario estaba el periodista, cuando de los libros lo introdujo al ámbito política.

'-Cuántos libros ha leído en su vida? -¡Buf! Muchísimos. -¿Más de 1.000?

-No llevo la cuenta, pero seguro. Desde que aprendí a los cinco años, nunca he dejado de leer. Ahora estoy leyendo cinco libros de manera paralela. Me encanta la novela de actualidad y la novela histórica”.

La historia de Chile en los 69 años de vida de Pellegrini, ha dado para muchos libros. «¿Qué análisis hace?», le preguntan.

«He visto Chiles muy distintos. En mi niñez fue un país muy pobre, en el que costaba mucho salir adelante. En 1970, cuando entré a la universidad, vino el Gobierno de Salvador Allende, el primer presidente comunista elegido democráticamente. En esos tres años el país sufrió una catástrofe total. Casi 1.000% de inflación y estaba muy dividido. Luego vino un golpe militar, que siempre son lamentables, pero en ese momento gran parte del país entendía que había que hacer algo, porque de lo contrario, íbamos camino de una guerra civil. La Dictadura, claro, arrastra cosas que no son justificables, pero había que vivir los parámetros que se vivían en esos momentos en Chile. 16 años después, Pinochet convocó elecciones y por una abrumadora mayoría se pidió que se fuera. Ahí, vinieron treinta años en los que Chile progresó muchísimo. Pasó de ser pobre a ser un país desarrollado en todos los índices económicos”.

En su análisis histórico, Pellegrini comete errores de juicio imperdonables para su alto nivel intelectual, según el mismo se define. El Presidente Salvador Allende nunca fue comunista. Y, como socialista, fue elegido democráticamente, para encabezar un proceso de transformación social único, para un país pobre de la América Latina de principio de los ’70. No tuvo tiempo. Antes de asumir y durante su trágico mandato, Allende debió luchar contra los poderosos grupos económicos, apoyados por fuerzas extranjeras y la milicia chilena.

Pellegrini justifica el Golpe Militar y el
atropello a la constitución, a la desaparición de miles de chilenos, a la tortura, la barbarie, la persecución y el exilio. Fueron casi dos décadas de una dictadura cruel.

Pellegrini sostiene que “la Dictadura, claro, arrastra cosas que no son justificables, pero había que vivir los parámetros que se vivían en esos momentos en Chile”. Recordemos que el llamado «Ingeniero» fue rostro comercial visible de una empresa Administradora de Fondos de Pensiones, las que fueron creadas durante el régimen de Pinochet, por el ingenio de su entonces ministro del Trabajo, José Piñera, hermano mayor del ex Presidente de Chile, Sebastián Piñera.

El argumento pueril de Pellegrini nos refleja la opinión de un hombre alejado de los valores que deben reinar en cualquier sociedad, que es el respeto a pensar distinto, a la tolerancia, a la fraternidad y la solidaridad.

A Pellegrini le preguntan: «¿Le gusta que la Supercopa de España se juegue en Arabia?

Mi reflexión es la siguiente. Mire, la clase política hace mucho tiempo que dejó de gobernar para los países. Ellos buscan sacar su propio beneficio. En cambio, el fútbol une. Hay tantas cosas que desunen en la vida que ojalá el fútbol pudiera unir en todas partes. Lo que se vivió en el Mundial de Qatar fue una unión completa y la ganancia económica que hubo detrás tan importante se va a sacar igual sea cuál sea la sede. El fútbol hay que mantenerlo como un elemento de unión porque sino habría que eliminar a China, Rusia, Arabia, Qatar… Al fútbol no le corresponde solucionar los derechos humanos. Al revés, si usas el fútbol para ello vas a desunir más. ¿Cuántas cosas unen a los seres humanos hoy en día? El fútbol, los Juegos Olímpicos y lo que tenga ese rol de diversión. La historia ha sido siempre invasión, esclavitud, feminismo… siempre ha desunido. La historia de la convivencia entre seres humanos es sangrienta. El mundo ha sido siempre una hiena.

Entonces, ¿hay cierta hipocresía al pedir que el fútbol solucione problemas?

El fútbol no va a solucionar la parte que le toca hacerlo a la clase política. No tiene capacidad ni autoridad para hacerlo. La función del fútbol es unir. Chile hoy está muy dividido, pero juega la selección, la Roja, todo el mundo le apoya y no sé si el de al lado es comunista o de Pinochet. Eso no interesa».

En el mundo de Pellegrini son, sin más, los comunistas o los pinochetistas. Esa caricatura política que instalaron en la sociedad chilena los que continúan sacando provecho individual y no aquellos que quieren sanar una herida abierta que sufren los chilenos hace 50 años.

A Pellegrini habría que recomendarle varios textos, que podría sumar a los «cinco libros» que hoy tiene de cabecera, para que amplíe su mundo literario histórico. Por ejemplo, «El Ejército de Chile y La soberanía popular», del premio nacional de Historia, Gabriel Salazar; “The last two years of Salvador Allende”, del Embajador de Estados Unidos en Chile entre 1971 y 1973, Nathaniel Davis; «La conjura. Los mil y un días del Golpe», de la premio nacional de Periodismo 2019, Mónica González; y «La historia oculta del régimen militar», de Ascanio Cavallo, Manuel Salazar y Óscar Sepúlveda, entre varios más.

Para refugiarse en un torpe lugar común, Manuel Pellegrini cierra su entrevista con algunas patéticas frases que buscan justificar sus opiniones, eminentemente políticas.

“Este sería mi objetivo análisis de Chile, porque yo soy neutral. No tengo color político”.

Por Eduardo Rojas. Periodista de CanalPaís.